lunes, 28 de abril de 2008

Una tarde de lluvia y juegos

Para todos los niños en abril


Una niña muy juguetona había jugado todo el día en el jardín de su casa. Jugó con sus muñecas, manejó el triciclo, subió y bajó escaleras, comió mango y pan con mermelada. Después de todo eso su tía le dijo que se lavara las manos pues ya las tenía muy sucias y pegajosas. La pequeña no quiso lavarse y ya había ensuciado también los vestiditos de sus muñecas al estar jugando con ellas. Como ya era un poco de noche, una bruja mal vestida que pasaba por ahí aprovechó para atrapar a la chavita; la tomó de las manos y al primer contacto quedó adherida a ella pues también tenía las manos pegajosas. Rápidamente la subió a su tonta escoba y la transportó a través de los aires contaminados de la ciudad, pero su tía a la que le gustaba la nieve de limón, las aguas de frutas frescas y también la deli-deliciosa nieve de guanábana, pidió una tormenta y entonces la nubes de inmediato se reunieron y empezó a llover fuertemente, el agua lavó totalmente a la niña , que de esta forma perdió toda la mugre pegajosa de sus manos y quedó liberada de la bruja al caer en un montón de heno que había en el patio de su casa donde ya la esperaba su tía con una toalla para envolverla y un rico chocolate caliente que las haría olvidar esa fea experiencia.

Verónica Jiménez Reyes